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A Napoleón Bravo: Socialismos Hard y Light


Estimado Napoleón:

Hace tiempo que no te hago un elogio merecido por el diálogo que promueves con tu programa “24 Horas”. Agradezco mucho tu confianza en permitirnos a Esmeralda y a mí ofrecer una pequeña ventana al mundo estadounidense a través de la selección de titulares, en los cuales a veces es difícil esquivar el huracán Trump, el elemento noticioso más notorio de este país en todos los medios.

Es lamentable que no pueda participar algo más en tu programa puesto que creo que a veces hay ideas y confusiones que deben aclararse. Me pareció, por ejemplo, que ante tu interesante pregunta el otro día acerca de la diferencia en socialismos, la intervención de Bernardo Jurado, siempre excelente, resultó algo confusa y no se centró al tema, la pregunta fundamental de nuestros tiempos: ¿hay socialismos distintos?

No es una pregunta fácil de contestar puesto que de manera intencional y alevosa la historia se ha enredado por parte de todos los que tienen cuchara en esa sopa. Hoy en día es común decir que todo socialista es comunista, cuando en realidad no es así, pero esa es una confusión que les conviene a los comunistas. El socialismo no es comunismo, pero el comunismo sí es socialismo—una de sus variantes.

En el turbulento período entre 1900 y 1950 los comunistas ortodoxos se dieron cuenta que eran percibidos como lo que eran: una pequeña minoría fanática. Para mejorar su imagen era preferible dejar de llamarse a sí mismos comunistas y proclamarse socialistas.  Desde entonces se montaron en el autobús del “socialismo bueno” para engatusar incautos y, siguiendo el manual descrito claramente en “El Manifiesto” hacer alianzas con “burgueses” y otros de conveniencia para lograr su fines de dictadura del proletariado. Es lamentable ver a los engatusados hacerle el juego a los ortodoxos de manera tan incauta y darle así carne de cañón a los opositores enceguecidos por su ira anticomunista.

El comunismo interpretado por Marx y Engels a partir de 1848 es doctrinario, sanguinario y dictatorial, y ellos no tienen cortapisas para decirlo en su Manifiesto. A partir de las comunas de Paris en los 1870, se diferenciaron diversos “socialismos comunitarios”, incluyendo los anarquistas. De ese árbol, sembrado durante la revolución francesa con el lema de “igualdad” en sus raíces, salieron los frutos del socialismo occidental contemporáneo. De ese árbol surgen también los social demócratas y los social cristianos, entre otros. Al igual que decimos “social demócratas” se debería decir “social comunistas”. Así como se distinguieron ideológicamente aquellos que comulgaban con los nacionalistas socialistas.

El diccionario Merriam-Webster tiene un comentario esclarecedor acerca de “socialismo”:

“En los muchos años desde que el socialismo entró al léxico, alrededor de 1830, ha adquirido varios significados diferentes. Se refiere a un sistema de organización social en el que la propiedad privada y la distribución del ingreso están sujetas a control social. Pero la concepción de ese control ha variado, y el término ha sido interpretado de maneras muy divergentes, que van desde estatista a libertario, desde Marxista a liberal. En la era moderna, el socialismo "puro" [como Marx lo definía: una etapa hacia el comunismo (CJR)] se ha visto muy raramente y por lo general brevemente en unos pocos regímenes comunistas. Mucho más comunes son los sistemas de socialdemocracia, ahora a menudo denominados socialismo democrático, en los que una amplia regulación estatal, con propiedad estatal limitada, ha sido empleada por gobiernos democráticamente elegidos (como en Suecia y Dinamarca) en la creencia de que produce una justa distribución del ingreso sin perjudicar el crecimiento económico."

A pesar de ciertos sesgos en esa cita, la distinción entre propiedad de los medios de producción y regulación de los medios de producción es fundamental y distingue aquellos regímenes totalitarios con su ánimo estatista (comunista), con aquellos que permiten la propiedad del capital. Igualmente, la nota se refiere a “distribución del ingreso”, no distribución de la riqueza otra diferencia fundamental y que tiene que ver con la creación de oportunidad entre todas las clases económicas. Esa es la distinción clave entre los socialismos que se pregonan en Latinoamérica (con sus variantes de “capitalismo de estado”, etc. y asociados con caudillos ambiciosos de poder, restaurantes de lujo y yates) con los llamados socialismos escandinavos “exitosos”.

Confundir es táctica de estafadores. Es por eso que los comunistas utilizan esas tácticas cuando ponen como ejemplo los regímenes socialistas de Escandinavia. En estos países existe y se protege el derecho a la propiedad privada y se promueve el mismo como ruta a la prosperidad. Gran diferencia con lo ocurrido en los países y modelos socialistas desplegados en Latinoamérica.

Un gran abrazo,

CJR

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