Su Excelencia,
Gracias por acusar
recibo de mi misiva anterior donde detallo parte de mi angustia por los sucesos
ocurriendo en nuestro país. Su liderazgo en estos tiempos y el papel de la
iglesia para conducir la feligresía en estos tiempos difíciles es fundamental.
El régimen busca endurecerse
mediante la mencionada represión económica y biológica. Los venezolanos
sufriendo son cada vez más dependientes de las escasas dádivas del gobierno. El
mensaje oculto en las acciones “socialistas” del régimen es que no confía en la
capacidad humana de sus gobernados. No confía en el potencial de los
venezolanos para impulsar la creatividad y bienestar del país. No confía
incluso en que los apoyen verdaderamente a menos que reciban “lo suyo”. Por eso
incrementan las nóminas estatales y paraestatales al punto de ruptura, por eso
utilizan el carnet de patria para accesar servicios y hasta comida, por eso
mantienen a los residentes en las viviendas públicas dependientes de sus comités
vecinales.
La falta de confianza
en la capacidad intrínseca de los venezolanos para hacerse su vida, la falta de
oportunidades para que puedan hacerse esa vida es la característica fundamental
de este régimen desde sus comienzos. El régimen no confía en los venezolanos.
¿Por qué deberían los venezolanos confiar en el régimen? ¿Por qué deberían los
venezolanos confiar en personas que se han dedicado a establecer un sistema que
los enriquece a ellos mientras empobrece el país? ¿Por qué deberían confiar los
venezolanos en medios informativos controlados por el gobierno que ignoran los
escándalos de corrupción y delictivos de personas vinculadas con los
favorecidos del régimen?
Agradezco mucho los
esfuerzos que hacen el CEV y la iglesia en tratar de difundir la información
que el régimen quiere ocultar. Muchos en la oposición tienen confianza ciega en
las redes sociales, sin darse cuenta que poca gente tiene acceso o tiene razón
para confiar en ellas. El mensaje directo desde las iglesias y desde la calle
es el que verdaderamente cala. En eso la iglesia ha sido y será una gran
aliada.
El otro papel
fundamental de la iglesia es como canal receptor de la ayuda humanitaria que
debemos canalizar hacia el país. Habemos aquellos que pensamos que, a pesar de
no estar autorizado por el régimen en este momento, cuando se pueda abrir dicho
canal (¿a la caída?) este debe ser amplio, eficiente y contundente, no solo por
la necesidad de alivio crítico, sino para reforzar cualquier nueva alternativa
de gobierno como una mejora radical a la situación existente.
Espero que mantengamos
esta comunicación y diálogo abierto para refinar y difundir las ideas que harán posible que un
nuevo país en paz y prosperidad sea posible dentro de un futuro cercano.
Atentamente y agradeciéndole
sus bendiciones,
Carlos J. Rangel
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